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Andrés Escobar: Minuto 35

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Por Hernán Pagani Destino Se sabe, hay ciertos momentos, circunstancias que parecen pequeñas o detalles totalmente aleatorios, que tienen el poder oculto de torcer el destino de las personas. Pueden ser milésimas de segundo, en algunos casos, milímetros en otros, o elecciones cuya verdadera dimensión y peso no se advierten en su momento.  Si uno busca en su propia historia, seguramente los encontrará sin esforzarse demasiado. Y si buscamos en la historia del fútbol, también. Basta un ejemplo cercano. Si aquel domingo frío del 25 de junio de 1978, cuando se jugaban 45 minutos y 14 segundos del segundo tiempo de la final del mundial entre Argentina y Holanda, esa caricia esforzada de Rob Rensenbrik a la Tango Durlast, en lugar de estrellarse contra un poste, encontraba destino de red, otra hubiese sido la historia. Holanda campeón del mundo, algo que hasta hoy no pudo lograr, Rensenbrik el máximo artillero del mundial en lugar de Kempes, y hasta cuestiones extra futbolísticas que tienen

Jacobo Urso o la mesura del coraje

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  Por Pedro Lespada // Ilustración Omar Gasparini A vos, viejo, por nada. Que por todo lo que corresponde, nada alcanza. La muerte, es sabido, no mejora a las personas, sólo torna más benévola la mirada de los que quedan vivos.  Las miserias se olvidan, las vilezas se relativizan y tendemos a embellecer a los imbéciles y absolver a los canallas. Pero también, a veces, nuestra piedad o reverencia por el muerto es el reverso de la culpa por las mezquindades que ejercimos cuando todavía estaba vivo. De eso trata esta historia. Viaje a Saladillo Esa vez viajamos mi viejo y yo solos en el falcon al campo de 43 hectáreas que había comprado junto con mi tío y un primo de mi vieja ubicado en Cazón, partido de Saladillo, provincia de Buenos Aires. Yo tenía catorce años y, mientras le cebaba mate, la conversación derivaba por temas insustanciales. En determinado momento fuimos a dar a su adolescencia en Saladillo y a las medallas que ganó jugando al básquet. -¿Y al fútbol no jugabas?, le pregunt

ERIC CANTONÁ: ELOGIO DE LA IRA

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Pedro Lespada La ira “Enojarse es fácil. Pero enojarse en la magnitud adecuada, con la persona adecuada, por los motivos adecuados, en el momento adecuado, eso no es fácil. Es cosa de sabios”. Aristóteles De todas las pasiones que agitan el corazón humano la más inaccesible a los intentos de la razón práctica por dominarla, es la ira. Algunos dirán que el amor le disputa ese privilegio, pero no son sino excesos o resabios de un romanticismo ya en desuso. Es, además, una pasión cuyo ejercicio está siempre justificado en los dioses pero rara vez en los hombres, al punto de ser sancionada como uno de los siete pecados capitales. Al francés Eric Cantoná su carácter irascible le significó ser deplorado por periodistas, tribunales de disciplina, dirigencia e hinchas adversarios. Él, lejos de avergonzarse por ello y amparado en su ética individual, exhibió sus arrestos de furia como el santo su virtud. Y, como nadie, asumió las consecuencias de su convicción. El francés Eric Cantoná nació y s

Volver. Juan Hohberg

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Pedro Lespada  Tiempo Quince segundos es lo que tarda el segundero en completar un cuarto de su órbita en el reloj de pared. Quince segundos son nada para el pibe cuando son los que faltan para que termine el recreo. Quince segundos es una era geológica para el que transita la experiencia de un dolor de muela. En quince segundos puede no entrar un pestañeo o pueden caber eternidades. El tiempo es un animal arisco que resiste su confinación en relojes y que suscitó la perplejidad desolada de San Agustín frente a la pregunta por él. Acaso este relato no sea más que un avatar de ese enigma que es la relación entre el hombre y el tiempo. Metáfora No es posible expresarse sin metáforas. A cada frase se nos desliza una. Quien sólo pudiera atender a la literalidad de las palabras, quedaría incomunicado con el resto de sus semejantes. Toda palabra es una metáfora muerta,  restos exhumados de poesía. Dejar la vida en la cancha, por ejemplo. O tal vez no. Acaso este relato no sea más que la expr

Por los Aires. Bert Trautmann

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Por Sergio Pisani Esta es la sinuosa historia de cómo un sargento nazi de la segunda guerra mundial, paracaidista de una fuerza de élite, fue capturado por los ingleses, y al tiempo de salir del campo de prisioneros, paso a defender los 3 palos del Manchester City para convertirse en un arquero legendario. Dicho de otra manera: paso de obtener la cruz de hierro teutona a ser condecorado con la orden de caballero del Imperio Británico. Por supuesto que al principio fue profundamente odiado por toda Inglaterra, que no podía ni debía olvidar los terroríficos bombardeos de la Luftwaffe sobre sus ciudades, para finalmente terminar conquistando el corazón del pueblo y el campeonato de la copa más vieja del mundo…con el cuello quebrado -lo primero infinitamente más difícil que lo segundo- Por los aires: Bernhard Trautmann tenía el flequillo de aserrín tumbado al costado para no interrumpir la impecable visión binocular de sus ojos de carancho. La leyenda del fútbol inglés, Bobby Charlton, aco

Fabián O’Neill: De copas y Caños

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Fabián O’Neill: De copas y Caños Pedro Lespada De las innumerables maneras que hay de clasificar a los seres humanos, la más empobrecedora quizá, sea la de dividirlos en ganadores y perdedores. Esta forma de parcelar el mundo dibuja una realidad muy poco estimulante y arroja sobre ella la indigencia ética y estética de quien la sostiene. Considerar que entre quien gana y quien pierde hay una diferencia sustancial equivale a ignorar que esa divisoria está trazada no pocas veces por el azar, lo fortuito, lo involuntario y, a menudo, la injusticia. Basta que alguien se describa a sí mismo como ganador para que nos suscite un íntimo rechazo. Si esta historia fuera contada por alguien así, con toda seguridad diría que trata sobre un perdedor. Fabián O’Neill nació el 14 de octubre de 1973 en Paso de los Toros, Tacuarembó, Uruguay. Lo llamaban “El mago”, apodo casi obligado para los talentosos de cualquier deporte. Fue, es, un personaje frecuentado por periodistas deportivos y costumbristas,